-compartimos un mail que nos llegó de Diego (cabe destacar que no es su autor)-
Estimado/a Amigo/a:
Te escribo para comentarte una idea y para pedirte, en caso que la compartas, que ayudes a difundirla.-
Todos hemos conocido, en estos últimos días, una sucesión de noticias que
daban cuenta de que en el Congreso de la
Nación se estaban tratando
algunos proyectos de ley de despenalización del aborto y que ese tratamiento se
había postergado para el próximo año.-
En ese marco, también, supimos de diversas campañas y actividades que se
han llevado a cabo -y se siguen llevando-, en defensa de la vida; muchos,
inclusive, tomando activa participación en aquellas. Todas esas son
gestiones verdaderamente importantes, que no debemos descuidar, sino
intensificar y multiplicar, pues trabajar en el ámbito de lo temporal es tarea
de los laicos, es decir nuestra.-
Ello, no obstante, no debemos ni podemos descuidar lo que nos toca hacer
en el campo espiritual y como miembros del Cuerpo Místico de
Cristo.-
En ese orden es que, tal vez lo mejor, lo más efectivo y conducente al
efecto de proteger la vida de las personas por nacer, es encomendársela al único
que todo lo puede y que, precisamente, por su condición de Niño tiene un
especial afecto por esos pobrecitos indefensos. De ahí que se me ocurrió que
podemos llevar adelante una campaña simple, pero poderosa a la vez: encargar Misas pidiéndole -expresamente- al Divino Niño Jesús y a su Santísima
Madre, su intervención para que en nuestra Patria no se aprueben leyes que
favorezcan el atentar contra la vida de los bebés que viven en el seno
materno.-
Si cada uno de nosotros encarga diez Misas con esa particular intención y consigue diez (o más) amigos que hagan otro tanto, en poquísimo tiempo habremos conseguido que en toda la Argentina se celebren miles, quizá decenas de miles de Misas pidiendo se nos conceda esa gracia; y ese clamor no habrá de pasar desapercibido en el cielo.-
Si cada uno de nosotros encarga diez Misas con esa particular intención y consigue diez (o más) amigos que hagan otro tanto, en poquísimo tiempo habremos conseguido que en toda la Argentina se celebren miles, quizá decenas de miles de Misas pidiendo se nos conceda esa gracia; y ese clamor no habrá de pasar desapercibido en el cielo.-
Así, habremos cumplido con el consejo de las abuelas que nos enseñaron
aquello de: “A Dios rogando y con el mazo dando”.-
Gracias.
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